Gladiador de batallas perdidas. Bajo la lluvia, que no era suya, caminaba movido por una gran ilusión en el pecho. El eco de sus pasos le recordaba su cansancio, y su desesperación por encontrar algo que saciase su sed. Mas, ¿qué hombre no desea soñar? Un sueño vívido, el anhelo de que se haga realidad. Aunque sea imposible.