viernes, 17 de junio de 2011

La sonrisa del payaso

Las palabras se las lleva el viento, pero las miradas son cincel que tallan el alma.


Está todo listo para la función. Las luces, el escenario, los malabaristas y los animales. El olor a circo, tan particular, que Miguel había conocido desde que tenía cinco, penetraba hasta lo más profundo de su alma. Sí, ese olor tan característico, siempre le inspira. Quell'odore. Vesti la giubba, e la faccia infarina.

martes, 7 de junio de 2011

Hawaii

Recordar, conmemorar... el deseo de evocar con nostalgia un vívido sueño en el cual se roza el cielo con la punta de los dedos.

Rocamadour miraba nervioso la hora. La aguja marcaba ya las cuatro. Recostado en el muro del parque, mirando cómo el pálido sol se asomaba entre nubes difusas, Rocamadour empezaba a resignarse.

Se habían dado cita a esa hora. "Yo llegaré", le había dicho. Rocamadour había llegado quince minutos antes, después de salir del trabajo. Bien vestido, con su mejor perfume, con ilusión infantil, había caminado ya tres veces el parque, y por inercia (¿o instinto?) había llegado al estanque. Era primavera. Los patos nadaban alegres en el agua, sin esperar a nadie. La gente alrededor conversaba animada. Y Rocamadour, recostado en aquél muro, sólo tenía mente para pensar en ella.